Cuando la dicha crece

Arlin Alberty Loforte

“Salto… ¡Dicha Grande!” Y solo recordar estas palabras puede hacer que mi pulso se acelere. Volver a la tierra amada, volver entero pero dispuesto a deshacerse en pedazos el alma y el cuerpo, por lograrla luego de haberla pensado una y otra vez, con todos y  para el bien de todos.

Así llegarían en noche de tormenta en un modesto bote aquellos hombres a las costas guantanameras, y con ellos la esperanza de un mundo mejor que hasta hoy se nutre de los deseos más jóvenes, irreverentes, apasionados…

Y la playa de piedras, al pie de Cajobabo, entre el mar revuelto y la roca empinada, los recibiría para quedar por siempre en la historia.

La sangre en las venas de los verdaderos cubanos es la misma que desde entonces hizo a Martí conmoverse ante el horror y la injusticia,  querer cambiar, y luchar con las armas posibles, cada quien con las suyas, aunque un día puedan convertirse en una sola: el cañón que vomita la pólvora con fiereza.

No sé si hace 117 años se vería igual el lugar. El paso del tiempo y la dureza del mar pudieron haberlo transformado todo.  Pero las lomas que hermanan hombres siguen levantándose cada día en la zona más oriental de mi Isla; y el tebenque que los reconfortara y les calmara la sed, sabe igual de exquisito al paladar, como las frutas… Únicos también serían el verdor y los azules.

Como sentencia eterna se lee en Playita, en el lugar justo: “De pueblo en pueblo, de tribuna en tribuna y de alma en alma predicó la Guerra Necesaria que desencadenó con su palabra y fecundó con su sacrificio. La fe y el amor fueron sus armas de combate, se dio entero a Cuba y cuando lleno de ella cayó crucificado, Dos Ríos se trasmutó en Gólgota y su nombre en el del Cristo de la Patria”.

Volvió a andar Martí sobre sus pasos este 11 de abril y aunque la tierra muestra una nueva faz, en las entrañas palpita el mismo corazón.

    Las costas de Cajobabo, una fiesta para los sentidos

               Las rocas como pequeños islotes hacen de este, un lugar único

   Azules y verdes se combinan mágicamente en estas costas

   Y cada amanecer es glorioso en Cajobabo desde 1895

            Quizá estás rocas guarecieron a Martí, Gómez y los suyos hace 117 años

   Subieron estas empinadas rocas, cuando el monte se alzaba poderoso y el enemigo acechaba sin piedad

Cuando los empeños son grandes y justos se cruzan montañas y más…

 Y en el horizonte estaba Cuba,la Patria adorada, qué más podían necesitar para seguir

4 comentarios

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4 Respuestas a “Cuando la dicha crece

  1. Oye que imágenes más bellas, de verdad que mi provincia es super linda, pero solo gente genial puede tomar vistas casi perfectas. Gracias por este regalo.

  2. yaneysi

    Me vas a disculpar, pero lo que más me interesaba del trabajo eran las fotos, y como ya las vi, decidí no leerlo, :). Es que esas imágenes enamoran a cualquiera, y luego algunos dicen por ahí que Guantánamo no es lindo.
    Además, predomina el color azul: en el cielo, en el mar, y como ya sabes, ese es mi color, que significa enamorado. Así que mi palabra para tus fotos son eso: amor, porque es lo que lograste captar con tu cámara -Kodak, por cierto-, amor por todas las que haces.
    Gracias mimi, por este regalo en un día que parece tornarse gris como los pasados por la lluvia, no por otra razón.

  3. bet

    genial michi lindo lindo , ojala pudiera algun dia quedarme en ese lugar mágico

  4. Dicha grande la que nos regalas hoy con tan hermosas imágenes. Verlas detenidamente desde este lado del ordenador, es vivir el momento.

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